Me estoy re-re-re-replanteando mis metas y me he tropezado conmigo misma. Cuándo me he visto ahí pasmada mirándome, me he dicho "¿pero qué coño haces?". Empezó bastante mal la cosa, pero ahora ha acabado más o menos bien. La muy guarra me odiaba. Me trataba fatal con la cosa de que "yo debería ser así y asá" y señalándome a una sombra insistiéndo en que debía ser como ella. Cuando la mandaba a tomar viento, me decía de todo, me ponía más verde que nadie. Vamos, así que la he cogido y le he dicho: "Mira, bonita, ¿ves la sombra ésa que quieres alcanzar? Pues es una gilipollas que se cree mierda y no llega al pedo. Para ser como ella tendrías que deshacerte de lo mejor de ti, pero eres tan tonta que no lo ves. No ves lo mejor de ti. No ves que esa pálida sombra amargada mataría por lo que tienes y por lo que te hace ser tú.". Se quedó pensativa, parece que, no del todo convencida, sí, empezó a darse cuenta de que esas palabras tenían cierta razón.
Miró la sombra y se giró hacia mí escandalizada, creo que había captado el mensaje. "¡La sombra no tiene sombra!" gritó perpleja.
Asentí.
Al fin se había dado cuenta. La sombra, era una mujer sin sombra. La mujer sin sombra es aquélla que cree que puede afirmar que ella es solamente lo que se digna saber de sí misma. Esta negación de su sombra hace que sea frecuente su proyección sobre los demás. Los defectos y debilidades que no es capaz de reconocer en ella misma se los atribuye a otro individuo, el chivo expiatorio.
"A ver si lo he entendido que esto es un lío"
"Sí, es complicado de cojones"
"Aspiras a una meta que, en realidad, es alguien que no se quiere, sólo finge que es así"
"Espera, espera, no corras tanto...¿por qué dices eso?"
"¡Porque todo el mundo tiene sombra!. Ella suele dar a entender que no la tiene y tú ¿caes en su propio engaño?. Todos tenemos una cara fea. Y no debemos odiarla, sino aceptarla y darle el mismo cariño que le daríamos a una persona minusválida. Es nuestro lado ciego ¿le pondrías la zancadilla a un ciego?. Pero ella, por algún motivo, esconde su cara fea de sí misma y, para ello, se jacta de no tenerla. ¿Qué necesidad hay de convencer a los demás de que no se tiene lo que todos tienen?. ¿Por qué rehusar de su sombra diciendo que sólo es luz?. Porque cuando comenzó a ver su cara fea, se asustó. Se pegó un susto de cojones y no quiere volver a verla y mucho menos que nadie se la vea. Pero la muy tonta cree que, haciendo eso, la cara fea desaparece cuando lo que hace es hacerse más grande, destruirla a ella misma y, claro, como cada vez es más grande, cada vez tiene que hincharse más y más para esconderla. Y una persona hinchada es repugnante, es estúpida, es un pobre cojo que dice ser el campeón olímpico de los mil metros lisos, es una pobre obesa con rostro deforme que dice trabajar de modelo de alto nivel."
"Sí, es cierto, menuda gilipollas" Y comenzó a reirse.
"Para. No te rías de ella"
"¿Por qué? Es penosa. Sabe que a veces soy débil y me quiere hacer daño en mis momentos de autodestrucción, para sentirse mejor ella porque es cuándo soy capaz de creerla, de creer que lo que dice ser es cierto".
"Pues ya te has dado cuenta. Ya no te autodestruyes, te conoces. Tu cara bonita y tu rostro feo. Ella no. No la maltrates por eso, compadécela"
"No lo merece"
"Te equivocas. ¿Acaso olvidas qué es ella?"
Se giró y la vio, allí detrás de ella, proyectada dónde la luz no era capaz de llegar.
"Exacto. Es tu sombra. No la olvides ni la desprecies. Abrázala: quieras o no, siempre estará contigo. Porque si hay luz, si tu rostro refleja esa luz, tras de ti estará esa sombra. Y si está, significa que hay luz. Tan sólo has de aceptar que ella debe existir y, no sólo eso, sino que su propia existencia es la prueba de que todo lo bueno y maravilloso en ti también existe. Y, juntas, sois tú."
"Si la negara, ella se haría más fuerte y lo bueno que hay en mí desaparecería".
"Exacto, igual que le ha pasado a ella. Y tú no eres ella. Tú has aprendido del dolor, no has huído de él, lo has asimilado como real y enfrentado. Ahora ves lo que muchos no pueden. Respira esa satisfacción, pero nunca dejes de controlarla, pues en cuánto sobrepase un límite, estarás cometiendo el mismo error que a los que observas.
Sólo así brillarás y sentirás ese cálido brillo hacerte renacer y ser plena".
Y un resplandor surgió de ella. Se convirtió en luz y desapareció en medio de un destello precioso. Volvió a entrar en mí.
Entonces, me giré, vi mi sombra y le dije "¿Qué? ¿Seguimos andando? Queda mucho camino y sin ti no voy a ningún sitio"
Sé que ella sonrió al oir esto. Y yo sentí que, al fin estaba donde siempre había tenido que estar y donde tenía un lugar en el que era feliz. Donde era yo.
Referencias:
“Todo lo humano es condición de antítesis interna; en efecto, todo subsiste como fenómeno de la energía. La energía depende necesariamente de una antítesis existente, sin la cual no podría existir. Siempre debe haber altura y profundidad, calor y frío, etc., para que pueda tener ese proceso de compensación que llamamos energía. Toda la vida es energía, y depende, por consiguiente, de las fuerzas situadas en posición antagónica” (Jung, 1918: 75).
Psique:
La persona
La “persona” o el “yo” es la máscara que se ve obligado a utilizar el sujeto en su vida social cotidiana; así mismo, es la función que permite la adaptación al mundo externo.
La “Persona” representa la actitud consciente, y como tal ocupa en la psique una posición opuesta al inconsciente.
La sombra
La sombra es la oposición en el inconsciente personal a la “persona”; constituye:“La parte inferior de la personalidad. La suma de todas las disposiciones personales y colectivas, que no son vividas a causa de su incompatibilidad con la forma de vida elegida conscientemente, y constituye una personalidad parcial relativamente autónoma (...) La sombra se comporta con respecto a la conciencia como compensadora; su influencia, pues, puede ser tanto positiva como negativa” (Jung, 1961: 419).
Enfrentarse a la sombra contempla trabajar e integrar ambos lados: aquellas cualidades y actividades de las cuales uno no se enorgullece, y nuevas posibilidades que uno nunca supo que estaban ahí. Cuando aprendemos a reconocer nuestra sombra y a vivirla un poco más, nos volvemos más accesibles, naturales, y humanos, nos integra al grupo y dejamos de estar sobre él, para ser humanos entre humanos en una relación natural.
Integrar la sombra en todos los aspectos de la vida y en todas las categorías, es lo unico que puede salvar al mundo
Me alegra que hayas retomado el blog ^^
ResponderEliminarUn besote