Lo imprescindible nunca me ha faltado y siempre ha estado a mi lado. Lo impresdible nunca se va.
Hay gente que ya no está por aquí. Les eché. Otros se han ido sin dar explicaciones únicamente por falta de personalidad siguiendo ecos ajenos.
Ámbos casos eran absolutamente prescindibles.
Aquí sigo y seguiré. ¿Quieres acompañarme? Adelante. ¿No te gusta lo que hay y quieres irte? Puerta. Me eres prescindible.
Pero no me vengas con mierdas y tonterías. Si te quedas, sabes lo que hay. Tengo virtudes. También tengo defectos: vive con eso si quieres quedarte. Si no, continua tu camino y deja de dar por culo.
Si te quedas y miras a los prescindibles anhelando su compañía, corre a su lado, no me hagas perder más mi valioso tiempo.
Si, de repente, decides que el haber compartido tu tiempo conmigo no es tan valioso como dejarte convencer por quienes se han convertido en prescindibles únicamente por formar parte de algo y prefieres ser un juguete transitorio integrado en un grupo antes que una persona sensata marginada por quiénes no merecen la pena, así sea. Yo tampoco quiero que seamos amigos.
No quiero malos romances, para eso envía una invitación de amistad a algun clon de la colgada maníquea de Lady Gaga: yo no soy una zorra gratuita, ésas están con los prescindibles que dejé atrás y sabes dónde encontrarlos.
Y es un decide YA. Sabes lo que hay, conoces lo bueno y lo malo. Es un tómalo o déjalo. Un tómalo o sube aquí y pedalea.
miércoles, 15 de septiembre de 2010
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