BASES
Como fan acérrima de esta saga, tanto de sus libros como de su serie, me veía en la obligación moral de dedicar un post, si no el post de mi vida, a esta historia que ha hecho aflorar en mí las más deliciosas artes investigatorias y el más audaz escrutinio de intenciones literarias ocultas.
Yo misma he intentado ponerme en la piel de este genio llamado Martin (aunque tuve que salir de ella para no enloquecer con tanto personaje y detalle) para entender lo sucedido y por suceder y para plantearme cómo construiría yo un universo semejante. Por dónde empezar y por dónde acabar.
No soy Martin, ni puedo acercarme de lejos a su brillantez, pero sí he tenido tiempo para darle vueltas a sus historias, ponerlas del revés y del derecho para volver a dejarlas y dar vueltas yo misma, hasta intentar encajar las piezas en mayor o menor medida.
Infinitas teorías se ciernen e infinitas se han de desechar. Y, bueno, la forma personal de ver las cosas, como es lógico, es un catalizador del que nadie puede prescindir.
Lo primero que hay que tener en cuenta es cómo se comenzó a forjar la historia, es decir, pararse a pensar en cómo se construyeron las bases que lo sustentan.
LOS CIMIENTOS DE HIELO Y FUEGO
Hay muchos personajes, muchas intrigas y muchas historias de emociones y sentimientos humanos en esta saga. Pero deben de crearse unos marcos para ellos. Uno conocido y humano y otro, más importante, sobrenatural y primordialmente oculto a lectores y protagonistas. Y, lo más determinante, es que el primero ha de estar subyugado a éste último.
Por mucho que los relatos sobre las conspiraciones entre personajes logren atraer la atención absoluta del lector, no son más que movimientos de piezas en un tablero con vida propia. Un tablero que tiene motivaciones y normas ajenas a las piezas que se mueven sobre él y que, bajo su apariencia de simple entorno, es el que determina los movimientos que van a darse sobre su superficie.
Por tanto, vamos a lo sobrenatural. Lo más complejo siempre será la causa de lo más sencillo y, por si no nos hemos dado cuenta, se ha prescindido con una facilidad aterradora de la vida de personajes con un peso que parecía ser clave. Ergo, reafirmo el peso de las fuerzas sobrenaturales de la saga por encima de las acciones de sus protagonistas. Y, a su vez, el peso de los protagonistas de acuerdo a lo importantes que resulten para dichas fuerzas sobrenaturales.
Se ha dicho que Martin es un gran fan de H.P. Lovecraft y que le ha dedicado algún que otro guiño (como el Kraken de la casa Greyjoy y el nombre del primer Greyjoy que reinó en las islas del Hierro: Dagon).
Pero yo voy más allá. Creo que el universo de Martin ha nacido de la semilla del universo de Lovecraft mucho más que del de Tolkien, siendo esta segunda influencia la que todo lector remarca mientras ignora la primera que, a mi parecer, es mucho más determinante.
Así que antes de darles forma a las motivaciones de los personajes y de las casas nobles en CdHyF, sin duda, hubo que darle primero forma a las identidades de las "deidades" de la saga y a sus motivaciones.
Como relativamente conocedora del universo de Lovecraft, puedo decir que partimos de un mundo en el que la locura acaba siendo la segunda puerta de todo el que pasa por éste siendo, por supuesto, la primera puerta la muerte. No estoy diciendo que Martin haya seguido sus normas a rajatabla, creo que ha impuesto las suyas propias y ha sido mucho más clemente con sus hijos de pluma que Lovecraft y, sin duda, se ha alejado de la atmósfera de pavor y constante angustia de Lovecraft.
Aún así, partimos de un Juego de Tronos o juego de poderes más allá del juego de tronos de los mortales.
Deidades que juegan sus propios pulsos de poder y cuyos movimientos influyen decisivamente sobre el devenir de los acontecimientos de los mortales.
El bien y el mal
Si hay algo que gusta de las novelas de Martin es su forma de mostrar a los personajes como buenos, malos y nada de esto a la vez. Todos tienen un lado bondadoso y justo y, estrechamente unido, un lado sucio e inmoral. Pero voy a disentir con el permiso de quienes admiran esta faceta de Martin.
Martin nos presenta a sus personajes como seres humanos. Pero sí que hay buenos y malos.
Él nos los muestra desde el punto de vista de cada uno de ellos y nadie es malvado desde su propio punto de vista.
Es una realidad en el aspecto psicológico humano el hecho de que nadie puede vivir reprobando constantemente sus propios actos. Todos justificamos nuestros actos, excepto el caso de quienes superan la barrera de la psicopatía y no sienten la necesidad de hacerlo o quienes cuya única justificación es "porque quiero y puedo hacerlo", que viene a ser lo mismo.
Así que tenemos héroes, heroínas, villanos y villanas. Que, según su propio punto de vista, los villanos se vean como abnegados héroes o los héroes se sientan atormentados en sus fueros internos por sus errores y vivan temiendo el fantasma de una potencial villanía, hace que sus condiciones adquieran más realismo, se alejen de lo típico y despierten nuestra admiración.
Así que decir que no hay buenos ni malos sugiere en quien emite tal juicio la ausencia de una balanza moral en la línea del típico villano de cómic y su estereotipado "el bien y el mal son sólo puntos de vista".
También hay quienes actúan mal, cegados por principios que consideran buenos y son dignos discípulos de Maquiavelo, aferrándose a un buen fin y cometiendo en el camino a éste crímenes cuyo calibre supera al de cualquier bien que pudiera vislumbrarse al final del objetivo que perseguían.
Una vez aclarados estos dos puntos, procedo a entrelazar los conceptos expuestos para comprender el punto al que intento llegar.
Las deidades (entidades alienígenas, a fin de cuentas) de Lovecraft, vistos desde el punto de vista de la humanidad, eran entidades crueles con motivaciones lejos de la comprensión mundana que utilizaban a los seres humanos para su propio beneficio y usaban su poder sobre ellos para manipularlos y conseguir sus fines. Fines que implicaban muchas veces la misma destrucción del mundo.
No obstante, habían algunos que, no siendo menos malvados, tenían intereses que implicaban la subsistencia de la Tierra y la supervivencia de la especie humana. Con lo que sus intereses chocaban con las caprichosas intenciones de los primeros, pero eran afines a los de la humanidad.
En CdHyF se habla de numerosas deidades:
-Los Siete. El Padre, la Madre, la Doncella, el Guerrero, el Herrero, la Bruja y el Desconocido.
Aquí es evidente la atribución de los arquetipos humanos pertenecientes al inconsciente colectivo por parte de la propia humanidad.
Siempre se habló de que no se trataba de siete dioses, sino de siete facetas de un sólo dios.
En este caso, poco vemos de las deidades lovecraftianas. Vemos, más bien, una Fe creada por seres humanos, para proyectar sus necesidades espirituales y hallar cobijo cuando sus debilidades acechan.
Pero, ¿de qué único dios se trata?
-R'hllor. El llamado dios rojo, Señor de la luz que se manifiesta a traves de ésta. En su caso, a través de todo lo que proporciona luz. En la época de corte medieval en la que la historia se desarrolla, lo único que proporcionaba luz era el fuego. Tanto la gran bola de fuego del cielo que hace despuntar el día, como cualquier antorcha u hoguera. Y R'hllor es la figura que da nombre al título de la saga: Canción de hielo y FUEGO.
A modo de observación, quienes estén familiarizados con las novelas de Lovecraft hallarán el nombre de esta entidad muy en la línea de los impronunciables nombres de los dioses que aparecen en dichas novelas.
Siguiendo con esta figura, cabe preguntarse ¿es R'hllor una entidad benigna?
Para responder a esta pregunta, debemos remitirnos tanto a la marcada tendencia de Martin de no presentar ningún personaje como el bien ni el mal absoluto, mas sólo como un ser con sus propias motivaciones.
Esto, por un lado. Por otro, remitirnos igualmente a las deidades lovecraftianas.
R'hllor es una entidad a la que le importa que el mundo en el que se desarrolla la saga continúe. Que la humanidad sobreviva. Aunque, de vez en cuando, requiera que algunos de estos humanos sean abrasados, mutilados y torturados para gozar de sus favores. Aunque dé poder a quienes realicen atrocidades en su nombre.
Aquí introduciría una brillante frase de Melisandre que quedaría como un guante y que, curiosamente, el hecho de que sea tan apropiada es una sublime ironía:
"Si media cebolla está podrida, la cebolla está podrida."
Aunque no estemos hablando de una persona, la esencia de la metáfora es aplicable y se entiende perfectamente.
Cuadraría muy bien con la definición de Lovecraft (sin adulterar posteriormente por Derleth) como dios arquetípico.
-El Gran Otro. Enemigo de R'hllor. Le interesa acabar con la humanidad y tiene su personal juego de tronos con R'hllor. Es el hielo, la noche, la oscuridad absoluta, el frío y la muerte.Quien da nombre también a la saga: Canción de HIELO y fuego.
Parece ser que las estaciones en Westeros y Essos serían iguales a las nuestras y que lo que las alteró e hizo que hubieran largos y prolongados inviernos fuera la presencia de éste. Aunque también los veranos y las primaveras son especialmente largas, lo cual es, posiblemente, atribuíble a R'hllor.
Como hemos visto en la serie (pues creo que serie y libros se complementan dado que es el mismo escritor el que se encuentra tras ambos) la corte del Gran Otro son demonios de hielo. Según los libros, su aspecto no es horrendo, sólo frío e inhumano.
Esclavizan a la humanidad sólo con el toque de un dedo. Les arrebatan su calor, su vida y su humanidad para convertirlos en fríos sirvientes. En un ejército de muerte caminante y fría para marchar sobre la vida y extinguirla.
Parece que aquí tenemos un ejemplo de lo que Lovecraft definiría como dioses primigenios al servicio de una deidad exterior. Quisiera citar aquí a Nyarlathotep, pues era conocido en los relatos de Lovecraft como "El que susurra en la Oscuridad", entidad que parece interesada en la humanidad. Para destruirla, claro.
-Los Antiguos Dioses. Aquí voy a improvisar mis propias teorías. Si
bien en los tiempos en los que se desarrollan los acontecimientos en la
saga los poderes que se les atribuyen no son más que la manifestación de
los Niños del Bosque y su comunión mágica con los elementos de la
naturaleza, toda la "magia" en CdHyF tiene una procedencia única. Hielo o
fuego. Puede que fueran antiguos sirvientes del Gran Otro que luego
renegaron de él aunque ya tuvieran dones mágicos o puede que fueran
antiguos sirvientes de R'hllor.
A fin de cuentas, son las dos únicas fuerzas sobrenaturales cuyo poder se muestra como real.
-El dios ahogado. Aquí sobra narrar los paralelismos lovecraftianos, pues son obvios. Se trata de Dagon y como, curiosamente, alude el sacerdote rojo Moqorro "es un siervo del Gran Otro".
(Continuará)
jueves, 26 de junio de 2014
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